La televisión está llena de psicópatas criminales, en series como CSI se nos hablan continuamente de los perfiles psicológicos de horribles asesinos. La fascinación que nos producen es tal, que no es difícil que sean protagonistas como Dexter o Hannibal Lecter. Bien, pues olvidalo que no vamos a hablar de ellos. Los psicópatas criminales y asesinos en serie existen, por supuesto y son extremadamente peligrosos, pero, por suerte, no abundan. Pero cuidado, ¿te suena el término “psicópata socialmente integrado”? ¿No? Es menos conocido, no tan vistoso, no saldrá en los periódicos nunca, pero es el jefe que te hace la vida imposible, la pareja que arruinará tu cuenta corriente y tu autoestima, el director de banco que no tiene escrúpulos en ordenar los embargos o el vendedor de seguros que te engaña en las condiciones del contrato. Y ojo, no hay distinción de sexos, igualmente pueden ser mujeres, e incluso niños, como algunos de los acosadores escolares.

El Dr Rober Hare, los describe de la siguiente manera:

  • Socialmente no solo no tiene problemas, sino que es atractivo, brillante, encantador, pero solo a nivel superficial.
  • Es incapaz de mantener relaciones de afecto sincero e intimidad con nadie.
  • Carece de sentimientos profundos: es frío y calculador.
  • Carece de empatía, es incapaz de entender los sentimientos de los demás.
  • No tiene frenos morales, para ellos está bien lo que les es beneficioso y desconoce lo que es el remordimiento.
  • Es maquiavélico, manipulador y retorcido y capaz de ser cruel por pura diversión.

Su perfil de personalidad, no es el de un agresor violento o un maltratador, muy rara vez dejan pruebas materiales del dolor que producen, pero siembran la destrucción por donde pasan.

Su “modus operandi”, es primero seducir a su víctima, y luego acosarla y manipularla hasta el punto de que la víctima cree estar volviéndose loca y cuando ya no le es útil, la abandona y busca otra.

No sabemos como se desarrolla una desviación de la personalidad tan llamativa, pero podría tener un componente genético. Lo que sí está claro es que hay profesiones que atraen por naturaleza a este tipo de personas, políticos, abogados, policías y todas aquellas donde se ejerza un poder sobre los demás y aumenten su egolatría.

Lo peor de todo es que no hay tratamiento posible: ninguna terapia es efectiva e incluso puede ser contraproducente iniciar una terapia psicológica, ya que aprenden técnicas del terapeuta muy útiles para sus planes.

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