Si ya de por sí las relaciones de las familias separadas con hijos, pueden ser altamente conflictivas, ahora le añadimos un tercer en discordia que no se lleva bien con nadie: la cuarentena.

El estado de alerta decretado por el gobierno, es muy claro en algunos puntos y muy confuso en otros. Hoy mismo, en mi ciudad Reus, han multado un ciclista que salió a dar una vuelta. Sin embargo, el lunes la mitad de mis amigos irán a la oficina físicamente y se juntarán en un espacio cerrado con muchos compañeros. Luego en qué quedamos: ¿estamos en cuarentena o no lo estamos? El mensaje podría traducirse en: enciérrese usted en su casa, siempre que esto no suponga perder dinero al sistema productivo, pero me desvío de la cuestión….

Bien, uno de los colectivos que vive en una confusión extrema es el de los padres separados y divorciados, ¿qué pasa con las custodias compartidas?, ¿y el régimen de visitas? Si los padres son capaces de ponerse de acuerdo, perfecto, pero ¿qué pasará en caso de conflictos? Si una madre se niega a entregar a los niños alegando la cuarentena, ¿se le aplicará una sanción? Si un padre ha decidido irse a una segunda residencia con los niños, un lugar con más espacio y más terreno como puede ser un chalet en las afueras, ¿se enfrentará a una acusación de secuestro parental? Lo único que sabemos seguro es que se han cerrado los puntos de encuentro, por razones obvias.

Desde el punto de vista médico, la cosa no puede estar más clara. A menor contacto, menor riesgo, y a menor riesgo, menos incidencia de la epidemia. Médicamente no hay ninguna duda de lo que hay que hacer: suspender las visitas y el régimen de custodia compartida anularlo, o al menos, hacerlo más largo, de por lo menos los quince días prescritos de cuarentena.

Sabemos que los niños son vectores transmisores de la enfermedad, y que la peor combinación posible es la de niño-abuelo. Se insiste en este binomio desde todos los ámbitos posibles. No nos pueden aconsejar ahora que recurramos a la familia extensa en caso de conflicto de los progenitores. Un niño que va de casa en casa es un factor de contaminación importante. Pongamos un ejemplo muy simple:

Juanito de cinco años convive en casa de mamá con su madre, la pareja de su madre y María de ocho años, hija de la pareja del padre cuando viene a visitarlos. Juanito tiene custodia compartida con papá, María visitas de fines de semana alternos y dos tardes intersemanales. Este fin de semana, han coincidido todos, y además la mamá de Juanito trabaja en un supermercado , un trabajo que se han convertido en lo más parecido que hay en este país en ir a la guerra. Pongamos que el papá de Juanito es funcionario y ahora trabaja en casa. Pues bien, juanito, que ha recibido una posible carga vírica y no lo sabe nadie, sale de casa de mamá a la de papá el lunes, y Maria hacia casa de su madre. Habría que saber que parejas tienen los respectivos padres de cada uno, si conviven con más niños y que trabajos tienen, pero en fin, que el contagio, de producirse sería exponencial. No tiene ningún sentido prohibir las clases, encerrarles en casa, negarles al parque y exponerlos de esta manera luego de casa en casa para seguir siendo políticamente correctos y que no se sienta ofendido nadie.

Debería imperar el sentido común y que los padres pudieran ponerse de acuerdo teniendo en cuenta los siguientes puntos:

1- De las zonas más afetadas a las menos afectadas. Aunque colectivamente no es lo mejor, a nivel individual es evidente que cualquier padre con dos dedos de frente lo haría.

2- El trabajo de los padres, ¿quién tiene que salir de casa? ¿quién tiene teletrabajo? Puesto que este es el factor de transmisión más importante en este momento, es el que se debería priorizar.

3- El espacio. En condiciones normales, la forma de las casas no importa mucho, siempre que sean viviendas habitables y dignas. No se daba custodia a un padre por tener piscina, no más faltaba. Pero en estas circunstancias donde los niños van a pasar encerrados como mínimo quince días y previsiblemente bastante más, tener una pequeña terraza se convierte en un lujo necesario, lo sé por experiencia.

4- Si hay más niños. Más niños juntos, más riesgo y más trabajo, pero también más diversión. Sería aconsejable no dejar niños aislados, mejor si pueden pasar estos días con otros niños.

5-El número de miembros de la familia, sobre todo si hay adultos mayores en la casa, que son los que más riesgo corren.

Yo aconsejaría a los padres paciencia y que piensen en términos médicos y de salud física y mental de los niños por encima de todo, sin tener en cuenta quien sea el custodio habitual. Vale más perder una discusión y quedar como un idiota, que exponerse a un virus que no tiene tratamiento específico.

Además los niños deberían mantener un contacto asiduo con el otro progenitor, ya que la tecnología lo permite. Fomentar que los niños tengan relación y hagan activiades con el progenitor que no está presente, aunque sea por videoconferencia. Más vale un cuento virtual que ninguno. A ser posible todos los días a las mismas horas, siguiendo una rutina que normalize la situación y tranquilice a los niños.

En fin, no son cuestiones fáciles de solventar. Estoy segura de que en la mayoría de los casos, los padres serán sensatos y llegarán a un acuerdo poniendo los intereses de los niños sobre los suyos, pero también me temo, que las demandas y denuncias van a subir en los días siguientes.

Esperemos que las autoridades competentes nos den instrucciones pormenorizadas y claras pronto, teniendo en cuenta sobre todo razones de salud pública y no intereses políticos ni ideas preconcebidas sobre como deben ser las familias. Yo no tengo ninguna duda de que el interés superior del menor en este momento, es el aislamiento en un solo domicilio y no otra cosa. Por lo tanto, en mi opinión personal, la respuesta a la pregunta que planteo es sí, y cuanto antes porque es urgente.

Por supuesto, lo mismo vale con las visitas parentales, y con mayor razón, puesto que suponen un mayor número de cambios de domicilio, por lo tanto, más riesgo.

Martina Morell Gonzalo.

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